La afluencia de pescadores a los tramos en las últimas semanas de campaña ha sido masiva

Hoy, vienes, 31 de agosto, finaliza la temporada de pesca con muerte en los ríos regulados, ya que en los ríos de montaña el cierre se había producido el 29 de julio. La temporada de pesca, sin embargo, prosigue en su modalidad de pesca sin muerte, que se podrá practicar en los mismos ríos regulados hasta el día 14 de octubre. Cada año son más los pescadores que aprovechan estas fechas para seguir ejerciendo su afición, ya que la afluencia de amantes de este deportes es menor, los caudales son más adecuados para la pesca con mosca y la actividad de la trucha es creciente a medida que se acerca la época de freza. En las aguas no trucheras la pesca puede realizarse durante todo el año, si bien existe la obligación de soltar las truchas que, ocasionalmente, pudiesen capturarse. En estas zonas suelen pescarse cipríndos (barbos, carpas, bogas...) y especialmente lucios.

El final de campaña, que ha coincidido con el tradicional periodo de vacaciones, ha estado centrado fundamentalmente en los ríos Esla, Porma, Órbigo y Sil. La afluencia de pescadores está siendo realmente masiva, al concentrarse en unos pocos tramos. En estos últimos días el río Esla, que discurría con un fuerte caudal, ha reducido éste levemente, por lo que ha estado mucho más concurrido que en temporadas anteriores. Los cotos intensivos han seguido funcionando con menor ocupación, ya que el nivel de capturas ha sido realmente bajo. En los tramos libres sin muerte, sin embargo, el agobio ha sido menor, a pesar de que los resultados han sido magníficos, especialmente en el tramo del Esla, ampliado con el antiguo coto de Villómar y que cuenta con mucha trucha y de buen tamaño. A partir de ahora y hasta el 14 de octubre, los ríos leoneses, en los que sigue practicándose la pesca sin muerte, se convierten en un auténtico paraíso para el pescador especialista en mosca seca.

Falta de vigilancia

La mayoría de aficionados coinciden al señalar que, salvo raras excepciones como puede ser el río Porma en los cotos del Condado, en los ríos se deja notar una falta casi total de vigilancia. «De poco sirve -comenta un aficionado en Villalquite- que se reduzcan los cupos y se amplíen los tramos sin muerte si no se vigila. Estamos reservando las truchas para unos pocos furtivos». Incluso en muchos acotados puede desarrollarse una jornada de pesca sin llegar a ver al guarda. Al hecho de que los efectivos de agentes forestales sean escasos, se une el periodo vacacional y la especial dedicación al tema de los incendios. Desde las sociedades de pescadores se viene reclamando la creación de una guardería dedicada de forma exclusiva al cuidado y vigilancia de los ríos, para evitar así que los agentes puedan ser desviados hacia otras tareas sin duda necesarias.

El periodo que ahora se inicia hasta el 14 de octubre resulta especialmente delicado, ya que no todos los pescadores que acuden al río practican la pesca sin muerte. Los serenos del Orbigo, por ejemplo, son especialmente proclives a que se lleven las truchas. Tampoco es raro el aficionado que no tiene intención de llevarse las truchas pero que no se resiste ante una buena captura. El daño que se produce es muy importante, pues las pintonas ya han entrado en su ciclo biológico que culminará con las frezas de finales de noviembre y diciembre.